miércoles, 27 de septiembre de 2017

¿Sabías que hay un sabor llamado umami? El de lo sabroso...

Todos conocemos los sabores generales dulce, salado, amargo y ácido. Pero hay un quinto sabor, localizado anatómicamente en receptores gustativos en el centro de la lengua: el sabor umami. Dicho sabor, uno de los menos conocidos pero que está presente en la dieta, provoca placer, satisfacción, hace que al comer los alimentos sean más sabrosos y, además, impacta en el comportamiento, las emociones y el control del estado de ánimo, según ha informado el neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Diego Redolar.
Este sabor se encuentra en las anchoas, tomates, jamón, leche materna, patatas, snacks, salsas, sopas de sobre y casi todos los productos manufacturados. "Este aditivo actúa como saborizante, hace que los alimentos aumenten la palatabilidad y que esto nos cree más ganas de seguir comiendo estos alimentos", ha recalcado la profesora de Salud de la UOC, Laura Esquius.
El umami se esconde bajo 50 nombres diferentes: E-621, MSG, extracto de levadura, proteína hidrolizada, ácido glutámico y caseinato de sodio o de calcio, siendo su consumo medio de entre 5 y 12 gramos diarios.
"Las industrias alimentarias usan este potenciador para mejorar el producto final y aumentar los niveles de consumo, por eso se utiliza tanto en productos manufacturados", ha recalcado la también profesora de Salud de la UOC, Victòria Agulló, para explicar los síntomas asociados con el consumo se conocen como 'síndrome del restaurante chino' y puede producir ardor, hormigueo, dolor de cabeza o dolores en el pecho.
De hecho, un estudio con ratas demostró que este aditivo modifica el patrón de conducta del hambre y la saciedad produciendo un aumento de la voracidad de hasta un 40%. Esto se debe a que actúa sobre las neuronas de una región cerebral denominada el núcleo arcuato, e impide el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del hambre.
"Los informes confirman que esta sustancia activa un conjunto de neuronas de nuestro cerebro que constituyen lo que llamamos sistema nervioso del refuerzo que provoca, entre otras cosas, que la conducta se vuelva a repetir", ha enfatizado Redolar.
Además, los expertos han recalcado que un alto consumo de glutamato se ha relacionado también con un peor desarrollo de ciertas enfermedades como el Alzheimer, la depresión, el autismo o la esclerosis múltiple. Concretamente, la bioquímica Katherine Reid, fundadora de Unblind My Mind, comprobó que la reducción del consumo de glutamato en su hija autista mejoraba su comportamiento y su capacidad para relacionarse.
"Hoy en día con el glutamato no hay evidencias que impliquen un riesgo similar en la salud comparable con el caso del aceite de palma, matiza Esquius. Sin embargo, aproximadamente un 1% de la población son personas sensibles que pueden experimentar efectos secundarios transitorios, como dolor de cabeza, tensión muscular o debilidad generalizada tras consumir algún alimento con este aditivo. La industria alimentaria apuesta por glutamato porque sabe que los consumidores tienden a consumir lo que los hace sentir bien", ha zanjado Judit Barrullas, profesora de Economía y Empresa.
Así que ojo con excesos de comida china, rica en glutamato, sobre todo si aprecias que te provoca dichos efectos secundarios...

sábado, 9 de septiembre de 2017

La falta de sueño predispone a lesiones y una peor recuperación

La pérdida aguda de sueño disminuye la síntesis de proteínas que repara la lesión muscular.
La cantidad y calidad del sueño desempeñan un papel importante en el rendimiento físico y la prevención de lesiones, en la capacidad de aprendizaje, el estado anímico y la motivación del deportista, conceptos esenciales en largos periodos de entrenamiento y competiciones, según ha destacado la directora de la Unidad del Sueño de Hospitales Lavinia Asisa, Paula Giménez.
"Se ha asociado la pérdida aguda de sueño a una reducción de la recuperación muscular tras una lesión, al disminuir la síntesis de proteínas que repara la lesión muscular"
Por este motivo, es aconsejable que los atletas duerman de 9 a 10 horas ya que, la pérdida aguda o crónica de sueño se ha asociado a lesiones deportivas definiéndose el término 'fatigue-related injuries' que se relaciona con dormir seis horas o menos antes de la lesión.
La pérdida de sueño aumenta el riesgo de lesiones por sobreestiramiento, pudiendo asociarse al descenso del control postural y propioceptivo y a una reducción de la concentración, la atención y el tiempo de reacción observados tras la pérdida aguda de sueño.
La especialista ha afirmado que el sueño se organiza en ciclos de 90 minutos aproximadamente, en los que alternan las fases de sueño no REM y el sueño REM.
"En los primeros ciclos predomina el sueño de ondas lentas, mientras que al final de la noche lo hace el sueño REM. Al sueño no REM se le atribuyen funciones de conservación de la energía y recuperación del sistema nervioso, la secreción de la hormona de crecimiento, durante la fase III, es fundamental para la regeneración tisular. Esta fase del sueño es un estímulo para determinadas hormonas anabólicas que aumentan la síntesis de proteínas y movilizan los ácidos grasos libres para suministrar energía, evitando así el catabolismo de aminoácidos", ha explicado.
"Este proceso es particularmente interesante en la población deportista, que requiere altas tasas de reparación del daño muscular. Mejoras en las destrezas motoras se asocian con la fase II de sueño no REM y la densidad de la expresión de los husos de sueño o Spindles. El sueño REM está implicado en funciones cognitivas, aprendizaje, consolidación de la memoria y regulación emocional, funciones importantes en atletas", ha concluido.

viernes, 1 de septiembre de 2017

El aceite de oliva disminuye a la mitad el riesgo de fracturas por osteoporosis



Consumir aceite de oliva virgen reduce un 51% el riesgo de tener una fractura osteoporótica, según ha puesto de manifiesto un estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) y la Universitat Rovira i Virgili (URV).
En concreto, los investigadores que han liderado el estudio, Mónica Bulló y Jordi Salas-Salvadó, de la Red CIBEROBN y de la Unidad de Nutrición Humana de la URV, atribuyen estos beneficios al conjunto de sustancias que componen el aceite de oliva virgen, desde la grasa hasta los polifenoles y otros componentes, por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Para alcanzar esta conclusión, los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista '"Clinical Nutrition", ha analizado a 870 personas de entre 55 y 80 años que tienen un elevado riesgo de enfermedad cardiovascular. Estas personas han sido reclutadas a nivel ambulatorio por médicos del Instituto Catalán de la Salud de las comarcas de Tarragona, que participaron en el estudio 'PREDIMED'.
Asimismo, los investigadores también han analizado el estilo de vida, el historial clínico y la medicación de los participantes, entre otros biomarcadores, para monitorizar su estado de salud. Además, los participantes han tenido que contestar varios cuestionarios sobre su alimentación.
De esta forma, y tras casi 9 años de seguimiento de promedio, los investigadores han comprobado que aquellas personas que han consumido más aceite de oliva virgen extra, equivalente a 4 o 5 cucharadas soperas al día, presentan un menor riesgo de sufrir este tipo de fracturas, independientemente de otros factores de riesgo.
La incorporación de este alimento a la dieta habitual es una forma eficaz de proteger los huesos, hasta el punto de disminuir la aparición de fracturas debidas a la osteoporosis.
"Todo indica que el aceite de oliva contribuye a mejorar la salud, no sólo en relación con la enfermedad cardiovascular, como se ha demostrado previamente, sino también en otros como la osteoporosis, patología que genera un gasto público importante debido a bajas laborales, inmovilidad y dependencia en algunos casos", han señalado los expertos.

Tópico a desmontar: el colesterol dietético aumenta el colesterol en sangre

Hace años, se afirmaba la relación entre el consumo de alimentos altos en colesterol y el medido en sangre, alertando sobre sus efectos card...